martes, 24 de agosto de 2010

EL AURA HUMANA

“Los milagros no se producen en contradicción con la naturaleza,
sino sólo en contradicción con lo que conocemos de la naturaleza”.
                                                                                        San Agustín


Introducción

Cuando nos permitimos desarrollar nuevas sensibilidades empezamos a ver un mundo totalmente distinto. Comenzamos a prestar más atención a aspectos de la experiencia que antes pudieron antojársenos periféricos. Descubrimos que estamos utilizando un nuevo lenguaje para comunicar nuestras recién estrenadas experiencias. Expresiones como «malas vibraciones» o «la energía fue enorme» se van convirtiendo en locuciones coloquiales. Empezamos a advertir y a conceder más credibilidad a experiencias tales como conocer a alguien que instantáneamente nos cae bien o mal. Nos gustan sus «vibraciones». Podemos decir cuándo nos está mirando alguien y levantar la vista para ver quién es. Podemos tener la sensación de que algo va a pasar, y ocurre realmente. Empezamos a prestar oídos a nuestra intuición. «Sabemos» cosas, aunque no siempre percibirnos el modo en el que llegamos a hacerlo. Tenemos la sensación de que un amigo se siente de determinada forma, o que necesita algo, y cuando nos esforzamos por satisfacerlo descubrimos que teníamos razón. A veces, cuando discutimos con alguien, podemos sentir como si extrajeran algo de nuestro plexo solar, o como si nos estuvieran «apuñalando», o tal vez como si nos dieran un puñetazo en el estómago. Por otra parte, hay ocasiones en las que nos sentimos rodeados de amor, de cariño, bañados en un mar de dulzura, bendiciones y luz.

Todas estas experiencias tienen su realidad en los campos energéticos. Nuestro viejo mundo de sólidos bloques de hormigón está rodeado y penetrado por otro mundo fluido de energía radiante, en incesante movimiento, constantemente cambiante como el mar.

En mis observaciones a lo largo de los años he visto los resultados de estas experiencias como formas situadas dentro del aura humana, que consiste en los componentes observables y mensurables del campo energético que rodea el cuerpo y penetra en él. Cuando alguien ha sentido un «flechazo» de amor, la flecha resulta literalmente visible para el clarividente. Cuando tiene la sensación de que algo
está siendo arrancado de su plexo solar, por lo general es así, el clarividente puede verlo. También podrá hacerlo el lector, llegado el momento, si sigue su intuición y desarrolla sus sentidos.

Para el desarrollo de esta elevada percepción sensorial resulta útil considerar las enseñanzas que han obtenido ya los científicos modernos en el estudio del mundo de los campos de energía dinámica. Esta consideración nos ayuda a desbloquear el cerebro apartando aquello que nos impide ver que también nosotros estamos sujetos a las leyes universales. La ciencia moderna nos dice que el organismo humano no es una mera estructura física formada por moléculas, sino que también las personas, como todo lo demás, estamos constituidas por campos energéticos. Nos desplazamos desde el mundo de la forma sólida estática a otro de campos energéticos dinámicos. También nosotros tenemos mareas, como los océanos. Cambiamos constantemente. ¿Cómo tratamos, en cuanto seres humanos, esa información?

Nos adaptamos a ella. Si existe tal realidad, deseamos experimentarla. Los científicos están aprendiendo a medir estos sutiles cambios; desarrollan instrumentos para detectar los campos energéticos relacionados con nuestros cuerpos y evaluar sus frecuencias. Miden las corrientes eléctricas del corazón con electrocardiogramas (ECG), y las del cerebro con encefalogramas (EEG). El detector de mentiras permite medir el potencial eléctrico de la piel y es posible hacer lo propio con los campos electromagnéticos que rodean el cuerpo gracias a un sensible aparato denominado SQUID (dispositivo de interferencia del cuanto superconductor), que ni siquiera entra en contacto con el cuerpo al medir los campos magnéticos que lo rodean. El doctor Samuel Williamson, de la universidad de Nueva York, afirma que el SQUID permite obtener más información sobre el estado funcional del cerebro que un EEG normal.

Dado que la medicina depende cada vez más de estos complejos instrumentos capaces de medir los impulsos del cuerpo, la salud y la enfermedad, e incluso la vida misma, se están redefiniendo lentamente en términos de impulsos y pautas energéticas. En 1939 los doctores H. Burr y F. Northrop, de la Universidad Yale, descubrieron que midiendo el campo energético de una semilla (lo que denominaron el L, o campo de vida) podían determinar cuál sería el crecimiento, en términos de salud, de la planta que germinara de dicha semilla. Comprobaron que midiendo el campo de los huevos de rana podían discernir el emplazamiento futuro del sistema nervioso del batracio. Otra de sus mediciones estableció el tiempo de ovulación de la mujer, lo que les permitió sugerir un nuevo método de control de natalidad.

En 1959, el doctor Leonard Ravitz, de la Universidad William and Mary, demostró que el campo energético humano fluctúa según la estabilidad mental y psicológica de la persona. Sugirió que hay un campo asociado a los procesos mentales y que la variación de este campo del pensamiento causaba síntomas psicosomáticos.

En 1979, otro científico, el doctor Robert Becker, de la Upstate Medical School de Syracuse, Nueva York, trazó un complejo campo eléctrico sobre el cuerpo cuya forma es similar a la de éste y a la del sistema nervioso central. Lo denominó Sistema de Control de Corriente Continua y descubrió que cambiaba de forma y potencia con las mutaciones fisiológicas y psicológicas. También descubrió unas partículas del tamaño de electrones que se movían por este campo.

El doctor Victor Inyushin, de la Universidad de Kazajstán, en la Unión Soviética, ha realizado amplias investigaciones sobre el campo energético humano desde los años cincuenta. Basándose en los resultados de sus experimentos sugiere la existencia de un campo energético «bioplásmico» compuesto de iones, protones libres y electrones libres.
Como quiera que se trata de un estado distinto de los cuatro conocidos de la materia (sólidos, líquidos, gases y plasma), Inyushin apunta que el campo de energía bioplasmática es un quinto estado de aquélla. Sus observaciones han demostrado que las partículas bioplasmáticas son renovadas constantemente por procesos químicos en las células y que su movi miento es continuo. Parece haber un equilibrio de partículas positivas y negativas relativamente estable dentro del bioplasma. Si se produce un desequilibrio grave, la salud del organismo sufre. A pesar de la estabilidad normal del bioplasma, Inyushin ha descubierto que una cantidad importante de esta energía se irradia al espacio. En consecuencia, es posible medir las nubes de partículas bioplasmáticas que se mueven por el aire tras desprenderse del organismo.

Así, nos hemos lanzado a un mundo de campos energéticos vitales, campos de pensamiento y formas bioplasmáticas que se mueven alrededor del cuerpo y se desprenden de él. ¡Nos hemos convertido en el propio bioplasma vibrante e irradiante! No obstante, si repasamos la literatura veremos que esto no es nuevo. La gente conoce el fenómeno desde el origen de los tiempos. Lo que ocurre es, sencillamente, que se está redescubriendo en nuestra época.

 El hombre occidental lo desconoció o rechazó durante algún tiempo, aquel en el que los científicos se concentraron en el conocimiento de nuestro mundo físico. A medida que se ha desarrollado este conocimiento y la física newtoniana ha cedido su puesto a las teorías de la relatividad, la electromagnética y las partículas, cada vez somos más capaces de comprender la relación existente entre las descripciones objetivas científicas de nuestro mundo y el otro, el de la experiencia humana subjetiva.

lunes, 23 de agosto de 2010

Introducción a la pcicopatología

Un síndrome, en medicina, es un conjunto de signos y síntomas que existen al mismo tiempo y que definen clínicamente un estado de enfermedad. En el caso del síndrome X-Frágil, la causa de estos síntomas viene dada por una anomalía en un cromosoma sexual X.

Un tipo especial de retraso mental hereditario ligado al sexo ya fue descrito en los años cuarenta por Martin y Bell (1943) y posteriormente por Renpenning et al.(1962), a partir del estudio clínico de familias con diversos casos de retraso mental en varones.

El correlativo citogenético de esta enfermedad, descubierto por Lubs en 1969, fue definido como una fragilidad en el brazo largo del cromosoma X. El actual nombre de síndrome X-Frágil lo introdujo diez años después G.R. Sutherland (1979).
Cada persona posee 23 pares de cromosomas. Una de estas parejas determina el sexo con el que se nace, adoptando el nombre de “cromosomas sexuales”. Por su forma se identifican los cromosomas sexuales femeninos (determinan que la persona sea de sexo femenino) como XX, y la pareja de cromosomas masculinos como XY (determinan que la persona sea de sexo masculino).



En la figura anterior, se muestra la figura de un cariotipo de una mujer, identificado por los dos cromosomas X en la esquina inferior derecha.
Por tanto, las mujeres pueden tener esta anomalía en cualquiera de los dos cromosomas
sexuales X, mientras que los hombres pueden padecerlo sólo en el único cromosoma sexual X que poseen.
La anomalía es debida a una mutación genética del ADN que afecta tanto a las células
sexuales (óvulos y espermatozoides) como a los otros tipos de células de nuestro organismo.

Se sabe en la actualidad que esta mutación es producida inicialmente por el exceso de repetición de una tripleta de bases nitrogenadas: concretamente la CGG (Citosina, Guanina, Guanina). Ello hace que se produzca en exceso lo que en química se llama grupos de metilo (se produce una hipermetilación en la zona llamada “isla CpG”), dañando principalmente al gen situado en el locus Xq.27.3 (final del brazo largo del cromosoma X), que está junto al locus afectado de la hipermetilazión, influyendo definitivamente también a la proteína (cromatina) que envuelve al cromosoma X que en este locus se ve disminuida haciendo más frágil al cromosoma.

Este gen se ve anulado y no puede ejercer su función, fabricar la proteína llamada FMR-1-P, que ha sido identificada en diferentes tejidos, sobre todo las neuronas, y de la cual se sabe que juega un papel importante en el normal desarrollo del cerebro.

En la imagen siguiente se indica el lugar donde se localiza el gen FMR-1 (Fragile X Mental Retardation) (gen del retraso mental por X frágil).

PSICOPATOLOGIA (NO ME HE OLVIDADO)

sÓLO FUERON VACACIONES...

PSICOPATOLOGIA

La psicopatología se ha definido como la rama de la psiquiatría y la psicología que se ocupa del estudio de las manifestaciones psíquicas anormales.

Etimológicamente,:

Proviene del griego, donde "psique" es alma, "pathos" es sufrimiento, y "logos" es saber o conocimiento, por lo que la psicopatología se definiría por "un saber acerca del sufrimiento del alma". No obstante, una definición más operativa debe recaer, más que en la cuestión del sufrimiento, en la cuestión del comportamiento anormal, teniendo en cuenta que la definición de lo que es normal o anormal se puede guiar por diferentes criterios, por ejemplo, dependerá del criterio de salud y enfermedad que se sustente, lo que refleja una ideología y como tal tienen su utilidad es criticable. Por otro lado, también esta el criterio estadístico (lo que se aparta de una media poblacional), el criterio cultural (lo que cierta cultura considera como tal), el criterio clínico (por lo que alguien consulta y pide ayuda siendo, por lo tanto, motivo de preocupación o sufrimiento).

En este sentido vamos a tratar diferentes trastornos psicopatológicos tratando de explicar los diferentes factores (bioquímicos y otros) que los provocan o mantienen, es decir, la descripción clínica.

Padres eficaces

Al entrar en la enseñanza Secundaria hay una cierta relajación en la atención que los padres prestan a sus adolescentes. Nada más equivocado...