sábado, 28 de mayo de 2016

Terapia sistemica

 
MANEJO DE LA RESISTENCIA.
 
Antes de entrar a comentar algunas técnicas de intervención específicas, haremos algunas consideraciones de tipo general, que el terapeuta debe tener presente en sus intervenciones. Estas son:
a) Debe intervenirse respetando a las personas y al sistema familiar en su estilo, ideología y valores. Un desafío frontal a cualquiera de estos puntos lleva al fracaso o a un rechazo que provoca tensión.
b) No entrar en la familia nada más que hasta donde ellos quieran y puedan dejar entrar en cada momento. Hay que ir entrando conforme ellos van "abriendo las puertas", al ritmo de su confianza y de verse respetados.
c) Usar un lenguaje acomodado al nivel sociocultural de la familia.
d) Mantener una actitud neutral ante todos los miembros.
e) Hay que estar pendiente de no realizar intervenciones "antiterapéuticas", pues serán ineficaces. Son aquellas que se dan en algunos de estos casos:
· El terapeuta mantiene a la familia distante porque "teme" ser envuelto por ella.
· El terapeuta realiza una intervención que va dirigida a defenderse.
· El terapeuta da tantas prescripciones que no hay tiempo para desarrollarlas antes de la próxima sesión.
· El terapeuta lleva a cabo una intervención que provoca una interrupción prematura del contexto terapéutico, alejando a la familia.
· El terapeuta realiza una intervención dejándose llevar por sentimientos negativos hacia algún miembro.
· El terapeuta da una "prescripción imposible" que no puede seguirse, ocultando, de este modo, su hostilidad hacia la familia o hacia algún miembro.

Es importante tener presente que las intervenciones serán más eficaces si el terapeuta sabe calibrar en cada momento el grado de resistencia del sistema.

La resistencia puede definirse como el conjunto de conductas del sistema terapéutico que interactúan para impedir el logro de los objetivos de la familia en relación con la terapia el."sistema terapéutico" incluye a los miembros de la familia, al terapeuta y al contexto en el cual se desarrolla la terapia (Institución, Centro, etc.).

Por tanto, la RESISTENCIA es:
Una propiedad que pertenece al sistema terapéutico.
La mayoría de las familias acuden a los terapeutas para restaurar su estabilidad que ha sido amenazada. Sea frente a la inevitable progresión del ciclo vital, o a los acontecimientos vividos individualmente por sus miembros, las familias demandan asistencia cuando tienen que adatarse a algo nuevo y experimentan dificultades para hacerlo. Es lógico, por lo tanto, que resistan los esfuerzos del terapeuta destinados a cambiar aún más el estado de cosas. Si el terapeuta presupone que la familia no es ambivalente (paradójica) en la demanda del cambio, no percibirá las dificultades de ésta para aceptar la terapia, y acaso la "ahuyente" con un proceder apresurado o errado.

La mayoría de las familias son por lo menos escépticas -sino manifiestamente resistentes- frente al concepto de terapia familiar. La experiencia ansiógena de iniciar terapia se complica con el pedido, aparentemente lógico, de que acuda la familia entera cuando el problema claramente reside en un miembro. ¿Por qué debe ser vista toda la familia si es el padre quien está depresivo o es el hijo quien no quiere ir a la escuela?. Los miembros de la familia pueden partir del supuesto, al pedírselas que acudan a terapia familiar, que la familia es la "responsable de los problemas" de sus miembros. No es sorprendente entonces que éstos, en particular los padres, aduzcan que "no es necesaria" una terapia familiar o se pongan a la "defensiva", percibiendo una crítica implícita o explícita en la propuesta de los terapeutas, en el sentido de que ellos "puedan creer" que se los culpa de los problemas.

El hecho de recomendar a la familia una "terapia familiar" contiene en sí mismo una "metacomunicación" a los miembros de la familia: ellos tienen un papel importante en el desarrollo o en la perpetuación de los problemas del paciente identificado. Se trata de un mensaje implícito que no deja de provocar culpa o de incrementar la angustia, en un momento en que esta última ya es considerable. Si bien esta comunicación puede también concurrir a funciones positivas, ciertamente es susceptible de causar resistencia. Si los miembros de la familia creen que se los acusará, nada más natural que pongan objeciones a la utilidad de tratar asuntos penosos y delicados en presencia de otros miembros que después pudieran utilizar ese material en su contra.

Niveles de resistencia:
El nivel de resistencia de cada familia se puede situar sobre un continuo que va del acatamiento a la oposición absoluta:

Algunas familias mostrarán predisposición a seguir casi cualquier directiva terapéutica (lo cual, desde luego, puede ser en sí mismo un tipo de resistencia encubierta). Otras se inclinarán a lo que Brehm ha llamado "reactancia" y que sería la tendencia a hacer lo contrario de lo que se les ha propuesto a fin de reafirmar el sentimiento de autodeterminación.

Las familias se pueden mover a lo largo de este continuo al paso que el tratamiento avanza. Algunas tenderán a hacer más oposición al comienzo y a aminorarla cuando entran en confianza con el terapeuta. Otras son más obedientes al principio, oponiéndose sólo después de sentir cuestionadas sus pautas básicas o su seguridad o cuando les parece estar frente a cambios peligrosos.

Expresiones comunes de resistencia al inicio del tratamiento:
La resistencia es un fenómeno normal y en general se hace particularmente evidente en los comienzos de la terapia. Durante las fases iniciales del tratamiento es a veces difícil distinguir entre una resistencia genuina y aquellas realidades de la familia y de los sistemas que estorban el compromiso de la familia con la terapia. Por ello, todas las conductas se deben evaluar en el contexto en que ocurren.

Algunas de las formas más comunes de resistencia encontradas en la primera sesión son las siguientes:
el problema se localiza, únicamente, en un miembro cancelaciones, no hay problema, un miembro domina, un miembro no habla, la familia insiste en la información histórica, la familia rehúsa comentar información histórica

Resumiendo: la resistencia es una propiedad de todo el sistema terapéutico. El principio conductor en el manejo de la resistencia inicial es evitar enfrentaría de manera directa.

Hay que intentar tratar de mantener el control de la situación y ser flexibles en las estrategias de intervención. Hay que saber, también, "convivir con la resistencia" de la familia,. evitando, a toda costa, la escalada de la resistencia que se produciría por "resistir a la resistencia". La tarea del terapeuta es persuadir a la familia que acepte la terapia, demostrándole que él es competente, que comprende la experiencia de cada miembro individual dentro de la familia y que puede hacer algo útil para ayudarlos en sus problemas.

A continuación vamos a comentar cuatro técnicas de intervención dentro de la sesión. Estas son:
Clarificar y Recapitular.
Preguntas circulares.
Escultura familiar.
Narración de cuentos metafóricos.

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