La Consejería Psicológica puede ser considerada como una especialidad emergente que trabaja con los problemas de vida de sus participantes. A partir de la visión, o premisa, de que los conflictos del diario vivir son posibilidades, no necesariamente obstáculos, mediante los cuales se puede desarrollar madurez y crecimiento psicológico en los individuos. Esta disciplina utiliza la consejería como su herramienta primordial en la intervención con las personas. A través de la exploración y el diálogo aplica diversas modalidades terapéuticas tradicionales y otras innovadoras.
Esta visión tiene sus raíces en la magna aportación que hiciera Carl Rogers en su trabajo, Counseling and Psychotherapy (1942, 1951) y en Client – Centered Therapy (1951) ya que estableció un nuevo paradigma sobre la importancia y necesidad, de ver al cliente como un individuo total y único.
Esta visión se tiene como punto de referencia, el marco histórico de la Segunda Guerra Mundial y el retorno de los soldados; quienes confrontaron un difícil proceso de ajuste en relación a su vida profesional, social, familiar y psicológica.
Los consejeros vocacionales se enfrentaron al reto de tener que ofrecerles ayuda en la selección de nuevas carreras, identificando nuevas metas e intereses para ello Abrey (1977). En opinión de Whiteley (1984) existieron cinco condiciones principales, o fuerzas propiciatorias, para el surgimiento de la Consejería Psicológica en ese momento, a saber; el llamado movimiento de la Reforma Social, el surgimiento de la orientación vocacional, el desarrollo de la psicometría, la elaboración de nuevas teorías, los enfoques psicológicos y los rápidos cambios sociales.
Con esto en mente, podemos situar el nacimiento de la consejería psicológica en la segunda mitad del siglo XX, sin olvidar que una amalgama de otras especialidades de la Psicología aportaron mucho a su desarrollo –siendo la consejería vocacional una de las más prominentes Leong & Leach (2007).