sábado, 28 de mayo de 2016
Terapia sistemica
MANEJO DE LA RESISTENCIA.
Antes de entrar a comentar algunas técnicas de intervención específicas, haremos algunas consideraciones de tipo general, que el terapeuta debe tener presente en sus intervenciones. Estas son:
a) Debe intervenirse respetando a las personas y al sistema familiar en su estilo, ideología y valores. Un desafío frontal a cualquiera de estos puntos lleva al fracaso o a un rechazo que provoca tensión.
b) No entrar en la familia nada más que hasta donde ellos quieran y puedan dejar entrar en cada momento. Hay que ir entrando conforme ellos van "abriendo las puertas", al ritmo de su confianza y de verse respetados.
c) Usar un lenguaje acomodado al nivel sociocultural de la familia.
d) Mantener una actitud neutral ante todos los miembros.
e) Hay que estar pendiente de no realizar intervenciones "antiterapéuticas", pues serán ineficaces. Son aquellas que se dan en algunos de estos casos:
· El terapeuta mantiene a la familia distante porque "teme" ser envuelto por ella.
· El terapeuta realiza una intervención que va dirigida a defenderse.
· El terapeuta da tantas prescripciones que no hay tiempo para desarrollarlas antes de la próxima sesión.
· El terapeuta lleva a cabo una intervención que provoca una interrupción prematura del contexto terapéutico, alejando a la familia.
· El terapeuta realiza una intervención dejándose llevar por sentimientos negativos hacia algún miembro.
· El terapeuta da una "prescripción imposible" que no puede seguirse, ocultando, de este modo, su hostilidad hacia la familia o hacia algún miembro.
Es importante tener presente que las intervenciones serán más eficaces si el terapeuta sabe calibrar en cada momento el grado de resistencia del sistema.
La resistencia puede definirse como el conjunto de conductas del sistema terapéutico que interactúan para impedir el logro de los objetivos de la familia en relación con la terapia el."sistema terapéutico" incluye a los miembros de la familia, al terapeuta y al contexto en el cual se desarrolla la terapia (Institución, Centro, etc.).
Por tanto, la RESISTENCIA es:
Una propiedad que pertenece al sistema terapéutico.
La mayoría de las familias acuden a los terapeutas para restaurar su estabilidad que ha sido amenazada. Sea frente a la inevitable progresión del ciclo vital, o a los acontecimientos vividos individualmente por sus miembros, las familias demandan asistencia cuando tienen que adatarse a algo nuevo y experimentan dificultades para hacerlo. Es lógico, por lo tanto, que resistan los esfuerzos del terapeuta destinados a cambiar aún más el estado de cosas. Si el terapeuta presupone que la familia no es ambivalente (paradójica) en la demanda del cambio, no percibirá las dificultades de ésta para aceptar la terapia, y acaso la "ahuyente" con un proceder apresurado o errado.
La mayoría de las familias son por lo menos escépticas -sino manifiestamente resistentes- frente al concepto de terapia familiar. La experiencia ansiógena de iniciar terapia se complica con el pedido, aparentemente lógico, de que acuda la familia entera cuando el problema claramente reside en un miembro. ¿Por qué debe ser vista toda la familia si es el padre quien está depresivo o es el hijo quien no quiere ir a la escuela?. Los miembros de la familia pueden partir del supuesto, al pedírselas que acudan a terapia familiar, que la familia es la "responsable de los problemas" de sus miembros. No es sorprendente entonces que éstos, en particular los padres, aduzcan que "no es necesaria" una terapia familiar o se pongan a la "defensiva", percibiendo una crítica implícita o explícita en la propuesta de los terapeutas, en el sentido de que ellos "puedan creer" que se los culpa de los problemas.
El hecho de recomendar a la familia una "terapia familiar" contiene en sí mismo una "metacomunicación" a los miembros de la familia: ellos tienen un papel importante en el desarrollo o en la perpetuación de los problemas del paciente identificado. Se trata de un mensaje implícito que no deja de provocar culpa o de incrementar la angustia, en un momento en que esta última ya es considerable. Si bien esta comunicación puede también concurrir a funciones positivas, ciertamente es susceptible de causar resistencia. Si los miembros de la familia creen que se los acusará, nada más natural que pongan objeciones a la utilidad de tratar asuntos penosos y delicados en presencia de otros miembros que después pudieran utilizar ese material en su contra.
Niveles de resistencia:
El nivel de resistencia de cada familia se puede situar sobre un continuo que va del acatamiento a la oposición absoluta:
Algunas familias mostrarán predisposición a seguir casi cualquier directiva terapéutica (lo cual, desde luego, puede ser en sí mismo un tipo de resistencia encubierta). Otras se inclinarán a lo que Brehm ha llamado "reactancia" y que sería la tendencia a hacer lo contrario de lo que se les ha propuesto a fin de reafirmar el sentimiento de autodeterminación.
Las familias se pueden mover a lo largo de este continuo al paso que el tratamiento avanza. Algunas tenderán a hacer más oposición al comienzo y a aminorarla cuando entran en confianza con el terapeuta. Otras son más obedientes al principio, oponiéndose sólo después de sentir cuestionadas sus pautas básicas o su seguridad o cuando les parece estar frente a cambios peligrosos.
Expresiones comunes de resistencia al inicio del tratamiento:
La resistencia es un fenómeno normal y en general se hace particularmente evidente en los comienzos de la terapia. Durante las fases iniciales del tratamiento es a veces difícil distinguir entre una resistencia genuina y aquellas realidades de la familia y de los sistemas que estorban el compromiso de la familia con la terapia. Por ello, todas las conductas se deben evaluar en el contexto en que ocurren.
Algunas de las formas más comunes de resistencia encontradas en la primera sesión son las siguientes:
el problema se localiza, únicamente, en un miembro cancelaciones, no hay problema, un miembro domina, un miembro no habla, la familia insiste en la información histórica, la familia rehúsa comentar información histórica
Resumiendo: la resistencia es una propiedad de todo el sistema terapéutico. El principio conductor en el manejo de la resistencia inicial es evitar enfrentaría de manera directa.
Hay que intentar tratar de mantener el control de la situación y ser flexibles en las estrategias de intervención. Hay que saber, también, "convivir con la resistencia" de la familia,. evitando, a toda costa, la escalada de la resistencia que se produciría por "resistir a la resistencia". La tarea del terapeuta es persuadir a la familia que acepte la terapia, demostrándole que él es competente, que comprende la experiencia de cada miembro individual dentro de la familia y que puede hacer algo útil para ayudarlos en sus problemas.
A continuación vamos a comentar cuatro técnicas de intervención dentro de la sesión. Estas son:
Clarificar y Recapitular.
Preguntas circulares.
Escultura familiar.
Narración de cuentos metafóricos.
sábado, 21 de mayo de 2016
Labor de un psicólogo
Los psicólogos: ¿Qué hacen y cómo nos ayudan?
Los psicólogos practicantes cuentan con capacitación profesional y destrezas clínicas que nos ayudan en el aprendizaje a enfrentar con efectividad los problemas de la vida y de salud mental. Después de varios años de estudios de postgrado y de entrenamiento supervisado, obtienen licencia estatal para prestar diversos servicios como evaluaciones y psicoterapia. Los psicólogos nos ayudan usando una amplia gama de técnicas basadas en las mejores investigaciones científicas disponibles, y que consideran los valores, características, objetivos y circunstancias de cada persona.
Los psicólogos con títulos doctorales (ya sea PhD, PsyD o EdD) obtienen uno de los niveles más altos de capacitación entre los profesionales de la salud, con siete años de estudios y entrenamiento como promedio después de obtener su diploma universitario.
Qué hacen
Los psicólogos ayudan a una gran variedad de pacientes y pueden darles tratamiento a numerosos tipos de problemas. Algunas personas consultan a un psicólogo porque se han sentido deprimidas, enojadas o ansiosas por largo tiempo. Otras, porque quieren ayuda con untrastorno crónico que interfiere con sus vidas o su salud física. Por su parte, otras recurren al psicólogo porque experimentan problemas a corto plazo que desean resolver como sentirseabrumados por un nuevo empleo, o están afectadas por la muerte de un familiar. Los psicólogos también nos ayudan a enfrentarsituaciones estresantes,a curarnos de adicciones,a controlar enfermedades crónicas y eliminar los obstáculos que nos impiden alcanzar nuestros objetivos.
Los psicólogos también están capacitados para administrar e interpretar diversas pruebas y evaluaciones que pueden contribuir al diagnóstico de un trastorno, u ofrecer más detalles acerca de la forma en que una persona piensa, siente y se comporta. Estas pruebas pueden evaluar destrezas intelectuales, puntos fuertes y debilidades cognitivas, aptitud y preferencia vocacional, características de la personalidad, y funcionamiento neuropsicológico.
¿Cómo nos ayudan?
Los psicólogos usan una gran variedad de tratamientos fundamentados en evidencias que nos ayudan a mejorar nuestras vidas. Generalmente recurren a la terapia (que se conoce con frecuencia como “psicoterapia” o “terapia de conversación”). Aunque existen diferentes estilos de terapia, el psicólogo escogerá el tipo que resuelva con más efectividad el problema del paciente, y se corresponda mejor con sus características y preferencias.
Entre los tipos comunes de terapia están la cognitiva, de conductual, cognitivo-conductual, interpersonal, humanística, psicodinámica, o una combinación de determinados estilos. La terapia se le puede aplicar a una sola persona, así como a parejas, familias u otros grupos. Algunos psicólogos están capacitados para usar hipnosis, la cual, según varios estudios, es efectiva para el tratamiento de numerosos trastornos como el dolor, la ansiedad y los trastornos de estado anímico.
En algunos trastornos, la terapia y los medicamentos conforman una combinación de tratamiento más exitosa. Por su parte, en los casos de personas a quienes les benefician más los medicamentos, los psicólogos colaboran con médicos de cabecera, pediatras y psiquiatras en la creación del tratamiento general. Dos estados, Nuevo México y Luisiana, han promulgado leyes que les permiten a los psicólogos con licencia y capacitación adicional y especializada recetar medicamentos selectos, para mejorar los trastornos emocionales y de salud mental como depresión y ansiedad.
Capacitación de los psicólogos
Un título doctoral para la práctica de la psicología exige de quatro a seis años de estudios a jornada completa como mínimo después de culminar la carrera universitaria. Entre las áreas de especialización están: ética, estadísticas, diferencias individuales y las bases biológicas, cognitivo-afectivas y sociales del comportamiento, así como entrenamiento específico en evaluación y terapia psicológica.
En su etapa universitaria, los estudiantes de Psicología también participan en investigaciones y enseñanza. En la mayoría de los estados se les exige un año de internado supervisado a jornada completa antes de graduarse. Además, los psicólogos deben aprobar una prueba nacional, así como una específica al estado que les va a otorgar la licencia.
Una vez recibida la licencia, los psicólogos deben mantenerse actualizados en su campo de práctica, lo cual se demuestra cursando varias horas de créditos de capacitación continua anualmente, como exigen la licencia y las regulaciones del estado correspondiente.
En los estados donde se les permite a los psicólogos recetar medicamentos, éstos deben pasar cursos de capacitación avanzada después de obtener la licencia. Aunque las directivas específicas de capacitación varían según el estado, los psicólogos deben concluir un programa especializado de capacitación, o una maestría en psicofarmacología.
Dónde trabajan
Numerosos psicólogos tienen consulta privada o trabajan con un grupo de psicólogos o proveedores de cuidados de salud. Los psicólogos practicantes también trabajan en otros lugares como escuelas, centros de enseñanza universitaria, hospitales y prisiones, centros médicos para veteranos, clínicas de salud comunitaria y salud mental, negocios e industria, asilos de ancianos, y centros de rehabilitación y cuidados a largo plazo.
Los artículos y textos del Centro de Apoyo pueden ser reproducidos íntegramente, siempre y cuando se acredite que provienen de la Asociación Americana de Psicología. No se pueden reproducir las imágenes. Cualquier excepción a esto, incluyendo frases o citas de Centro de Apoyo o APA Help Center, deberá ser presentada por escrito a Help Center y será considerada caso por caso. Estas autorizaciones serán dadas una sola vez por cada caso y tendrán que ser solicitadas para cada uso adicional del documento.
sábado, 7 de mayo de 2016
El psicólogo
https://plus.google.com/107529561928695663605/posts/ifw9xtNMw11?_utm_source=1-2-2
Sindromes
REV
NEUROL 2002; 35 (9): 883-890 P.L. RODRÍGUEZ-GARCÍA, ET AL 884
DEFINICIÓN
DE SÍNDROME
Para
diagnosticar un síndrome es indispensable saber los caracteres necesarios para
usar este calificativo. El desconocimiento de estos rasgos esenciales ocasiona
que una persona, sin importar su nivel de conocimientos, pueda llamar síndrome
a cualquier entidad y que no se disponga de evidencia para juzgar la veracidad
de lo planteado.
Por lo
tanto, se impone, de entrada, una delimitación conceptual para saber a qué se
hace referencia, ya que la terminología en este campo puede resultar
llamativamente equívoca. Al revisar algunos diccionarios médicos en español
sobre el tema se encuentran las siguientes descripciones:
1. Cuadro o conjunto sintomático;
serie de síntomas y signos que existen a un tiempo y definen clínicamente un
estado morboso determinado.
2. Conjunto de signos y síntomas
asociados con cualquier proceso morboso, que constituyen el cuadro de la
enfermedad.
3. Complejo de signos y síntomas
resultantes de una causa común o que aparecen en combinación como expresión del
cuadro clínico de una enfermedad o de una alteración hereditaria.
Estas
definiciones no reflejan con exactitud todos los aspectos esenciales que
permiten calificar a una entidad como síndrome, y así se posibilita cierto
libertinaje y manipulación de los términos.
En primer
lugar, se podría interpretar que un síndrome es simplemente cualquier
combinación de síntomas y signos que se da con alta frecuencia en distintas
enfermedades, o que es una manifestación que se detecta por diferentes métodos,
o que es un síntoma principal asociado con otros síntomas variables en presentación
e inespecíficos para un trastorno concreto.
Estas
situaciones obedecen a que en las concepciones de uso común se obvia un
requisito clave al agrupar los síntomas y signos: el establecimiento de la
relación y la dependencia patogénica por medio de algún rasgo anatómico,
fisiológico o bioquímico peculiar. Es decir, para plantear este tipo de entidad
debe existir un mecanismo asumible, desde el punto de vista biológico, que
explique cómo la lesión conlleva la aparición de varias manifestaciones.
Un
principio fundamental en el que insistía De Nadal y que recuerda L. Barraquer
Bordas es: ‘Todo síndrome es siempre funcional, esto es, representa la configuración
semiológica del disturbio de unas determinadas funciones, sea cual fuere la
base anatómica de este disturbio. De tal manera, que por el síndrome en sí mismo
no podemos calibrar el estado anatómico (lesional) y sí solamente el funcional.
Incluso en rigor no podemos siquiera ase-
gurar que
haya lesión en el sentido clásico, grosero si se quiere’ Además, en relación
con el estudio de la causa del síndrome se acostumbra a inculcar que siempre
existen múltiples causas que pueden reconocerse. Hay que recordar que existen
entidades monopatogénicas y policausales, pero que la categoría a la que hacemos
referencia se usa particularmente para expresar condiTabla I.
Clasificación
semiológica de los síndromes neurológicos.
Categoría
tradicional
Ejemplos
de síndromes
Déficit
sensitivo
Polineuropático,
radicular posterior, cordonal posterior, centromedular, Brown-Séquard,
Wallemberg, Déjerine-Roussy, Déjerine-Mouzon, Verger-Déjerine
Cefalea
Hipertensión
endocraneal, migraña clásica, migraña hemipléjica, migraña oftalmopléjica,
cefalea tensional, disfunción de la articulación temporomandibular, irritación
meníngea (meningitis aséptica, hemorragia subaracnoidea), posconmocional Debilidad
muscular
Motoneuronopatía
superior, motoneuronopatía inferior Hemiplejía Hemiparesia motora pura,
hemiparesia atáxica, Weber, Foville superior, Millard-Gübler, Foville inferior,
Raymond-Cestan
Paraplejía
Mielopatía
ventral, mielopatía sensitivomotora transversal aguda Epilepsia Encef
alopatía
mioclónica neonatal, encefalopatía epiléptica neonatal, epilepsia mioclónica
benigna de la infancia, epilepsia mioclónica refleja de la infancia, epilepsia
mioclónica infantil familiar, West, Lennox-Gastaut, ausencias con mioclonías
palpebrales, epilepsia mioclonicoastática, epilepsia-ausencias mioclónicas,
epilepsia mioclónica juvenil, convulsiones neonatales familiares benignas,
convulsiones neonatales benignas, encefalopatía epiléptica infantil precoz,
epilepsia-ausencias infantil, epilepsia-ausencias juvenil, epilepsia con crisis
tonicoclónicas generalizadas en el niño, epilepsia con crisis tonicoclónicas
generalizadas de la adolescencia o gran mal del despertar, convulsión febril
simple y
complicada
Ataxia
Cerebeloso
estático, cerebeloso cinético, cerebeloso cinético bilateral, vestibular,
ataxia frontal Pérdida visual o ceguera Amaurosis fugaz, neuropatía óptica
retrobulbar, neuropatía óptica distal, Foster-Kennedy, Anton
Oftalmoplejía externa
Nothnagel,
Benedikt (peduncular posterior), Weber (peduncular anterior), esfenocavernoso,
Tolosa-Hunt, Foville superior, Foville inferior, Millard-Gübler, Raymond-Cestan
Oftalmoplejía interna
Argyll-Robertson,
Weber, pupila tónica de Adie, Pourfour du Petit, Horner
Deterioro
de conciencia Confusión mental, delirio, estupor, coma, locked-in
(‘del
encerrado’), catatonia, abulia, vegetativo y pseudocomas (dismetafunción
encefálica), muerte cerebral.
Afasia
Afasia de
Broca, afasia de Wernicke, afasia de conducción, afasia motora transcortical,
afasia sensorial transcortical, afasia transcortical mixta, afasia nominal
(amnésica), afasia global
Alteraciones neuropsíquicas
Depresión,
ansiedad, amnesia, demencia, esquizofrenia, abstinencia alcohólica, dependencia
alcohólica, posconmocional emociones
congénitas y trastornos en los que existe pobre o nula aclaración de las
causas. Este desconocimiento de la causa hace que, en ocasiones, la misma
palabra se utilice para denominar tanto a la entidad sindrómica como a la
enfermedad en sí.
Afortunadamente,
los editores de Principios de Medicina Interna de Harrison exponen una
definición muy satisfactoria:
‘El
síndrome es el conjunto de síntomas y signos que definen una función alterada y
que se relacionan entre sí por medio de algún rasgo anatómico, fisiológico o
bioquímico peculiar’.
Añadimos
que, por lo general, pero no siempre, obedece este rasgo a múltiples causas
diagnosticables.
Las
ventajas de la clasificación sindrómica son evidentes: procuran más información
sobre las manifestaciones, etiología y patogenia.
A la vez,
orientan hacia el diagnóstico y la elección del tratamiento
jueves, 5 de mayo de 2016
Cuadro Comparativo Adolescentes efectivos contra inefectivos
Los Siete Hábitos de los
Adolescentes Altamente efectivos
|
Los Siete Hábitos de los
Adolescentes Altamente inefectivos
|
1. SER PROACTIVO
Una persona proactiva no
culpa a los demás por lo que le está pasando, es consciente de que fueron sus
decisiones las que la llevaron donde está pero no se queda en el simple
reconocimiento de sus acciones, tiene el poder para decir "estoy aquí
por las decisiones que tomé, pero mañana quiero estar allá".
La proactividad se basa en
guiarnos por nuestros valores, en no entregar a otros el control sobre
nuestras decisiones y en trabajar continuamente en nuestro desarrollo
buscando influenciar a quienes se encuentran en nuestro entorno cercano.
|
1. REACCIONA
Achaca todos tus problemas a
tus padres, a tus profesores, a tu pésimo barrio, a tu novio o novia,
al
gobierno, o cualquier otra cosa que no seas tú.
Sé una víctima. No tomes
ninguna responsabilidad
por tu vida. Si tienes hambre, come. Si alguien te
grita, respóndele a gritos. Si tienes ganas de hacer
algo que sabes que está
mal, entonces hazlo.
|
2. EMPEZAR CON EL FINAL EN
MENTE Si empezamos cada día de nuestras vidas sabiendo lo que queremos
hacer y hacia dónde nos dirigimos, seguro que llegaremos al liderazgo
personal. Para desarrollar este hábito existe una herramienta fundamental
LA MISIÓN PERSONAL, que es una declaración basada en nuestros principios y
valores, de manera que nos permita tomar decisiones derivadas de ellos. Antes
de determinar nuestra MISIÓN PERSONAL debemos encontrar nuestro centro,
el cual está dado por la forma en que miramos el mundo. Nuestro centro es
nuestra fuente de mayor seguridad y es una guía para nuestras decisiones.
Para desarrollar el segundo hábito debemos encontrar el centro más
adecuado, aquel basado en principios que no cambian con el tiempo
ni bajo otras circunstancias. Centros erróneos son por ejemplo, la familia,
el dinero, las posesiones, el poder y el trabajo, ya que pueden cambiar con
el tiempo. Cuando uno se basa en principios analiza y sopesa todas las
posibilidades sin que los centros erróneos afecten sus decisiones.
|
2. COMENZAR SIN UN FIN EN
LA MENTE
No tengas planes. Evita las
metas a toda costa.
Y nunca pienses en el futuro. ¿Para qué preocuparte
por
las consecuencias de tus actos? Vive el
momento. Duérmete, desperdicíate y
tómalo
todo a la ligera, porque mañana nos moriremos.
|
3. PONER PRIMERO LO
PRIMERO
Una vez que se han
desarrollado los 2 primeros hábitos se está en posición de implementar el
tercero: priorizar. Casi toda la gente está en la búsqueda de organizar
el tiempo, pero casi nadie se preocupa por organizar sus prioridades,
lo cual resulta siempre más efectivo. La cuestión es que para ser realmente
efectivo, se debe poner lo verdaderamente importante por encima de lo urgente,
ya que lo urgente sólo es importante para otros. Logrando desarrollar este
hábito se aplica el principio de implementar nuestros planes de acción para
lograr propósitos significativos.
|
3. PRIMERO LO ULTIMO
Sea lo que sea más importante
en tu vida, no lo
hagas sino hasta que hayas pasado el suficiente
tiempo
viendo la televisión, hablando interminabl_
emente por teléfono, navegando en
Internet y
platicando. Siempre deja para mañana tu tarea.
Asegúrate de que
las cosas que no sean importantes siempre sean antes que las que sí lo son.
|
4. PENSAR GANAR/GANAR La
cultura en la que vivimos está enmarcada en el concepto de yo gano-tu
pierdes. Desde pequeños lo vemos en la escuela, luego en la universidad, más
adelante en el trabajo, en la política y en los negocios. En la cabeza
tenemos instalado el chip de la competencia en lugar del chip de la
colaboración. Para ser realmente efectivos debemos pensar GANAR/GANAR en
todas nuestras relaciones interpersonales, "hay suficiente para todos".
La victoria de uno no siempre es la derrota del otro, desarrollar el cuarto
hábito quiere decir que ambas partes de cualquier acuerdo siempre saldrán
beneficiadas
|
4. PENSAR GANAR - PERDER
Ve la vida como una
competencia perversa. Tu compañero de clase te atacará, así que es mejor
que
lo ataques primero. No permitas que los
demás tengan éxito en alguna cosa
porque, recuerda
que si ellos ganan, tú pierdes. Si te da la impresión
de que
estás a punto de perder, entonces asegúrate
de arrastrar a los demás contigo.
|
5. ANTES QUE BUSCAR SER
COMPRENDIDO, COMPRENDER Es difícil interactuar con otros, dialogar o
convivir sin tener problemas, si buscamos encontraremos que en la raíz de
estos problemas está la dificultad de comprendernos unos a otros. El quinto
hábito consiste en aprender a escuchar, en entender a los demás desde su
propia perspectiva, si logramos desarrollar este hábito podremos no sólo
evitar problemas interpersonales, sino adelantar con más agilidad los
procesos con soluciones GANAR/GANAR.
|
5. PRIMERO HABLAR Y LUEGO
FINGIR QUE SE ESCUCHA
Naciste con una boca, así que
úsala. Asegúrate de
hablar mucho. Siempre explica primero tu versión
de la
historia. Una vez que te asegures de que los
demás comprenden tu punto de
vista, entonces finge escuchar asintiendo y diciendo "ajá". O, si
realmente quieres la opinión de los demás, dala tú primero.
|
6. SINERGIZAR EL TODO
ES MÁS QUE LA SUMA DE SUS PARTES, eso significa la sinergia. La creación de
este hábito requiere del trabajo en equipo, el cual, cuando se basa en la
confianza y en los principios, genera creatividad, innovación y efectividad.
|
6. NO COOPERAR
Afrontémoslo: otras personas
son extrañas porque
son distintas a nosotros. ¿Para qué llevarse con
ellos?
El trabajo en equipo es para los perros.
Puesto que tú eres el que siempre
tiene las mejores ideas, te irá mejor si haces todo solo. Sé una isla.
|
7. AFILAR LA SIERRA
El desarrollo de este hábito
se da cuando somos capaces de hacer mantenimientos e innovaciones benéficas a
los demás hábitos.
Si recuerdas el principio del
P/CP, afilar la sierra significa que si nos dedicamos solamente a aserrar,
sin mantener la sierra, sin afilarla, seguramente llegará el momento en que
ya no podamos aserrar más.
Desarrollar estos hábitos
requiere de inversión, de tiempo y de ganas, lo más posible es que nos
enfrentemos a nosotros mismos, pero comenzando por el principio, siendo
proactivos, habremos dado un primer gran paso para alcanzar la efectividad
|
7. DESGASTARSE
Ocúpate tanto con tu vida, de
modo que nunca tengas tiempo para renovarte o superarte. Nunca estudies.
Nunca aprendas nada nuevo. Evita el ejercicio como
la plaga. Y, además,
aléjate de los buenos libros, la naturaleza o cualquier otra cosa que pueda
inspirarte.
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