martes, 30 de septiembre de 2014

DEFINICIÓN DEL CONSTRUCTO




El primer paso consiste en proporcionar una definición operacional del constructo o rasgo
que pretendemos medir. Por ejemplo, si hablamos de dogmatismo, debemos establecer los
diversos componentes o manifestaciones del mismo: dogmatismo ante la política, ante la
educación de los hijos, ante la religión, en las relaciones familiares,... Muy relacionada con
esta definición operativa es la cuestión del establecimiento de los objetivos que se pretenden
conseguir con el cuestionario.
También es necesario especificar el tipo de población al que va a aplicarse la prueba y las decisiones que se pretenden tomar a partir de las puntuaciones que ofrezca. Resulta muy diferente, y determinará su contenido, que un test de inteligencia se vaya a aplicar a personas de la población general o a personas con problemas intelectuales. Un cuestionario de depresión puede utilizarse con fines científicos en una investigación o para decidir el ingreso en un centro psiquiátrico de personas con problemas depresivos.

CONSTRUCCIÓN PROVISIONAL DEL CUESTIONARIO

De la definición operacional del constructo y de la delimitación de sus componentes debemos llegar a establecer un conjunto de elementos o ítems (frases, preguntas, situaciones análogas, tareas, etc.) que representen estos componentes, o mejor, las conductas mediante las que se manifiestan los diversos componentes del constructo.

Si, por ejemplo, pretendemos evaluar la tolerancia hacia los grupos marginales, un ítem
podría ser el siguiente:

“Deberíamos facilitar la integración de los gitanos en nuestro país” Parece razonable suponer que una persona tolerable estaría de acuerdo con esta afirmación, mientras que otra intolerable estaría en desacuerdo.

En relación con la construcción de los ítems existen dos temas importantes a tener en cuenta: el formato de respuesta y las normas de redacción de los ítems.



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