jueves, 9 de junio de 2016

Teorías y modelos explicativos de la depresión


Winokur (1997) ha propuesto que la depresión unipolar desde la perspectiva  clínica es un trastorno homogéneo pero etiológicamente es heterogéneo. La depresión es un problema de múltiples facetas caracterizado por un amplio número de síntomas  que  pueden,  o  no,  estar  presentes  en  cada  paciente  en  particular.  Notodas las depresiones obedecen a las mismas causas. Por ello, en la actualidad hay un amplio número de teorías que intentan explicar la etiología de la depresión.
Teorías conductuales de la depresión Las aproximaciones conductuales al tratamiento de la depresión se caracterizan fundamentalmente por utilizar una metodología científica más que una teoría específica  o  un  conjunto  de  técnicas  (Antonuccio,  Ward  y  Tearnan,  1989).  Los  tratamientos conductuales de la depresión tienden a confiar en los hallazgos empíricos de la psicología experimental, centrándose en los determinantes actuales de la conducta más que en la historia de aprendizaje. El modelo conductual sugiere que la depresión unipolar es fundamentalmente un fenómeno aprendido relacionado con interacciones  negativas  entre  la  persona  y  su  entorno  (p.ej.,  relaciones  sociales
negativas  o  baja  tasa  de  refuerzo).  Estas  interacciones  con  el  entorno  pueden influenciar y ser influidas por las cogniciones, las conductas y las emociones, y las relaciones  entre  estos  factores  se  entienden  como  recíprocas.  Las  estrategias  conductuales se utilizan para cambiar los patrones poco adaptativos de conducta, cognición y emoción (Antonuccio et al.,1989).

En  la  actualidad  hay  varios  modelos  conductuales  de  la  depresión  (véase Antonuccio
et  al.,1989;  1995;  Beckham  y  Leber,  1995;  Beutler  et  al.,2000;Docherty y Streeter, 1993): la disminución del refuerzo positivo (Lewinsohn, 1974, 1975)  y  su  reformulación  (Lewinsohn,  Hoberman,  Teri  y  Hautzinger,  1985),  el modelo de McLean (1982), el de Rehm (1977), el de Wolpe (1979), el de Bellack, Hersen y Himmelhoch (1981) y el de Nezu (1987). Dado el amplio número de enfoques conductuales expondremos brevemente los más relevantes.
La disminución del refuerzo positivo Para Lewinsohn (1975), Lewinsohn, Youngren y Grosscup (1979) y Lewinsohn, Muñoz, Youngren y Zeiss (1986), la depresión puede ser el resultado de la reducción  del  refuerzo  positivo  contingente  a  las  conductas  del  paciente.  El  total  de refuerzo positivo que consigue un sujeto es función de: 1) el número de acontecimientos  que  son  potencialmente  reforzadores  para  la  persona;  2)  el  número  de 423 Depresión: Diagnóstico, modelos teóricos y tratamiento a finales del siglo XX hechos potencialmente reforzadores que tienen lugar; y 3) el conjunto de habilidades que posee una persona (p.ej., habilidades sociales) para provocar refuerzo para sus conductas proveniente del entorno.
Los  aspectos  cognitivos  de  la  depresión  tales  como  baja  autoestima,  culpabilidad, pesimismo, etc., son el resultado de las atribuciones que hace el sujeto acerca de su sentimiento de disforia.
Los planteamientos iniciales de Lewinsohn fueron posteriormente reformulados (Lewinsohn et al.,
1985). Para Lewinsohn y colaboradores las teorías conductuales y cognitivas de la depresión habían sido hasta entonces demasiado limitadas y simples. Ellos proponen un modelo en el que se plantea que la ocurrencia de la depresión  se  considera  como  un  producto  de  factores  tanto  ambientales  como
disposicionales;  la  depresión  se  conceptualiza  como  el  resultado  final  de  cambios iniciados por el ambiente en la conducta, el afecto y las cogniciones (ver Lewinsohn,Gotlib  y  Hautzinger,  1997).  En  la  reformulación  de  la  teoría  de  la  reducción  del refuerzo positivo se incluye el fenómeno de la secuenciación de conexiones causales,  que  comienza  cuando  surge  un  acontecimiento  potencialmente  evocador  de depresión, el cual interrumpe los patrones de conducta automáticos del sujeto, produciendo todo ello una disminución de la tasa de refuerzo positivo y/o un número
elevado de experiencias aversivas. Como consecuencia de todo ello, se produce un aumento de la conciencia de uno mismo (estado en el que la atención se dirige a uno mismo), la autocrítica y las expectativas negativas, traduciéndose todo ello en un aumento de la disforia con consecuencias de todo tipo conductuales, cognitivas, interpersonales, etc. Lewinsohn et al. (1985) propusieron varios factores que incrementarían la probabilidad de depresión (factores de vulnerabilidad): ser mujer, tener una edad entre 20 y 40 años, historia previa de depresión, susceptibilidad frente a acontecimientos aversivos,  bajo  estatus  socioeconómico,  baja  autoestima  y  tener  hijos  con  edades inferiores a 7 años. A su vez, Lewinsohn et al.(1985) también plantearon una serie de factores de protección frente a la depresión (inmunógenos): capacidad de iniciativa,  competencia  social  autopercibida,  exposición  a  una  frecuencia  elevada  de acontecimientos positivos (ya sean aquellos producidos en la mente del individuo, o en el medio ambiente) y un grado elevado de apoyo social. Lewinsohn et al.(1985)indican que ambos tipos de factores, ya sean los de vulnerabilidad o los inmunógenos, podrían afectar a distintas conexiones causales en el modelo general.

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